sábado, 20 de octubre de 2012

SOY DE TI


A este poema -que cuenta ya con una edad considerable-, debería precederle la pregunta que me hice muchas veces: ¿por qué he escrito esto? Algo me sonríe por dentro. Conozco la respuesta pero no quiero verla.



Sigo esperando tu rostro, tu piel de hombre,
y la lluvia recorriendo mi costado
me deja un inútil sabor amargo
un sabor amarillento de otoño,
cuando precisamente el otoño
parpadea la tristeza.  
Tanta espera.
Podría decir que estoy cansada,
que he recorrido los mapas y los siglos muchas veces,
que me he sentido naufragar en la distancia,
pero algo me sigue llevando a tu sonido,
a ese beso que, sin darnos, se quedó olvidado en los rosales,
a esa risa que se hundía por la mía
y me respiraba el alma
produciendo un aleteo de cosquillas.
¿Dónde estarás? ¿Hacia adónde irán tus ojos?
No. No te creas que me importa.
Apenas nada importa ya después del tiempo, del lugar,
de la estrategia inquietante de esta espera.
Soy de ti. Soy de tu espera y te seguiré esperando,
a pesar de esta batalla en la que van envejeciendo
roca, mar, silencio, esfera.
En esta maraña que el tiempo traza,
aparentemente sin sentido, soy de ti,
viva o muerta.

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