viernes, 21 de diciembre de 2012

MOTAS DE MARIPOSA


Barco de mariposas de Salvador Dalí
Hace poco, una persona muy  querida me aconsejó que cerrara puertas para empezar una nueva etapa. 
Es lo que he hecho. 
O lo he intentado. 
Al menos simbólicamente. 
¿El título del poema? 
Responder esa pregunta podría llevarnos mucho  tiempo. 
Es una larga historia.    
Puede que algún día me dedique a escribirla. 






Y aquí estoy cerrando puertas y ventanas
en esta casa que se me antoja como otras tantas cosas
algo que simplemente existe entre mi sueños.
Y aquí estoy sí, cerrándolo todo, haciendo que se quede
como se quedan los ojos de los muertos
impregnada solamente de silencios,
porque estoy diciendo adiós donde ya no queda nada.
Hice un pequeño equipaje,
repartí los libros, regalé la vajilla,
y dejé que se llevaran los enseres y los muebles.
La quiero dejar atrás. 
Para siempre. 
Bien sellada.
Y sé que nunca será posible el regreso
porque son las reglas 
que rigen los espacios y los tiempos.
Entretengo mi mirada 
en la inquietud de esa espontánea danza
de las pequeñas motas de polvo en las grietas de un destello,
mariposas diminutas, moribundas,
con sed de luz en sus almas.
Cierro la puerta despacio.
Miro la llave.
La tiro lejos.
Vuelvo a pensar en las motas.
Así me voy a sentir. Así.
Volando hacia lo inmenso.

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