Imagen de las patitas del Bebote por Aida Lorente
A mi gato le da el amor
y me busca de repente y se
restriega
y levanta el lomo
y envejece lentamente entre
mis horas
al descubrir que es en mi
piel
donde quiere pasearse con
su hocico y con su boca.
A mi gato le enloquecen
las yemas de mis dedos
y da vueltas y más vueltas
y se gira
una vez y otra y otra vez,
mientras aplasta sus largos
bigotes blancos
contra el papel y contra el
boli
que descubre con palabras
ya deformes,
por el roce, este poema.
Me ha cerrado el cuaderno,
contundente,
y me hace reírme a
carcajadas
cuando veo que su cuerpo
rezongón
ha sustituido por completo
papel, boli y poema.
Y es que a mi gato le ha
dado un fuerte ataque de amor.
Se me ha subido encima y
mientras resignada le acaricio,
pienso que por muy
raro que parezca,
soy ahora yo la que viaja
pegada a él
en un mundo de emociones
infantiles
que él me entrega,
He dejado a un lado boli,
papel y poema
porque ya no me interesan
y es que en el fondo de mi
alma sé
que la aventura de un
ratito así con él,
de verdad, vale la pena.
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