Reflexión: Nunca quise poner fecha a mis poemas. Pero éste que rescato hoy tiene más de 25 años.
Lorca, la luz del gitano en su tierra
de musgo y de yerba, es dardo, es saeta,
tu doble latido de hombre y poeta.
Orgulloso el brío, en tu ser se encierra.
Nace el amor en navajas de guerra.
¡Ay, luna llena, la luna profeta
que observas atenta la noble treta!
Resuena un hondo gemido en la sierra.
Llora la niña, el jinete, el lucero
y el agua en la fuente es fulgor de anillos
yermos. Hoy canta tu nana un jilguero.
Arriba, en el monte, gimen los grillos.
-¡Ay, qué soleá! canta el romancero
que arrastra el silencio de tus cuchillos.
Lo hice pensando en su poética, en su mundo lleno de símbolos y en esa atmósfera tan personal con la que supo dar aliento a toda su obra.
A Federico García Lorca
Federico García Lorca. Imagen tomada de la Web |
Lorca, la luz del gitano en su tierra
de musgo y de yerba, es dardo, es saeta,
tu doble latido de hombre y poeta.
Orgulloso el brío, en tu ser se encierra.
Nace el amor en navajas de guerra.
¡Ay, luna llena, la luna profeta
que observas atenta la noble treta!
Resuena un hondo gemido en la sierra.
Llora la niña, el jinete, el lucero
y el agua en la fuente es fulgor de anillos
yermos. Hoy canta tu nana un jilguero.
Arriba, en el monte, gimen los grillos.
-¡Ay, qué soleá! canta el romancero
que arrastra el silencio de tus cuchillos.
Olga Becerra
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