Imagen tomada de la Red |
Yo, que creo que soy fuerte e insumisa,
que me va la rebelión de las ciudades y en las granjas,
vengo a contemplar mi imagen en estos versos cristalinos
donde ya no me conformo con ser parte
de tus gestos de desdén o tus migajas.
Yo, que he indagado en mi interior,
para abrir la puerta a las nostalgias y los miedos
y los he ido viendo salir de uno en uno,
algunos cubiertos de mi amor y otros en luchas,
me miro en ti, para entenderme en lo que sientes.
Yo, que me resisto a desnudarme ante mi ira
y me disfrazo con sonrisa fulminante
ante el dolor, la frustración o mala leche,
reconozco que perdí. Pero no siempre.
Y vengo a darte la razón, que yo me quedo con mi paz,
aunque sé que tú te niegas a mirarme frente a frente.
Yo, que me declaro digna de un amor que no me ofreces,
y ajena a los culpables de política y moral y religiones,
hoy declaro mi inocencia de aquello que aprendí,
de las cosas que olvidé. Porque no soy culpable.
Yo soy,
incondicional
y
completamente,
inocente.
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