Imagen tomada de la red |
Soy un American Stanford y no soy
un alcohólico anónimo.
Tengo tres obsesiones: la comida, perseguir
una pelota
y nadar en una charca grande.
No sé lo que es la moda, aunque
dicen que tengo un buen pedigree
y que mucha gente al verme, se
acojona.
Nunca trafiqué con armas, ni con
hembras, ni con dinero, ni drogas,
tampoco con las ilusiones de tener
más o ser más
por negocios, sabiduría o físico,
como les pasa a muchas personas.
Soy un American Stanford
Y nunca permití que mis cachorros
se ahogaran en la orilla de una playa,
los dejé tranquilos cuando su
madre los amamantaba,
no los prostituí y no corté sus orejas, ni su clítoris lo puse en una bandeja,
tampoco los dejé desatendidos para ver un
partido de fútbol
o chatear con el móvil.
Soy un American Stanford y jamás
puse a mi hembra
cinturón de castidad, ni lazos rosas, ni velos para
cubrir sus hocicos.
Porque si algo tuvieran que
prohibir, yo apuntaría a todo lo que amordaza.
Lo que nos pone límites como
bozales, corazas y cosas por el estilo.
Soy un American Stanford y me
gustan las noches de luna clara,
dormitar al calor de la lumbre y
pasear con mi hombre,
ese que me acompaña en este viaje
llamado vida,
porque sé que la vivo en un continuo presente,
pero tuvo principio para todos y a todos se nos
acaba.
Soy un American Stanford, me
conoces por mi planta.
Tengo estampa de fiera y apenas
conozco los miedos.
Es verdad que sé pelear y cuando lo hago, siempre es de cuerpo a
cuerpo,
nunca fabriqué ningún arma -ni
siquiera sabría manejarla-,
y no es porque no tenga manos, es
porque prefiero la calma.
Soy un American Stanford, leal y
fuerte, un buen compañero,
no sé de política, de religiones o
credos,
me incluyo en los seres de paz a
los que cantaba un tal Lennon.
Soy un American Stanford,
y no te voy a instruir para ser mi viva imagen.
Para quererte, no tienes que ser como yo.
Nunca talé un solo árbol, ni fui
el inventor de los plásticos
y jamás jugué con la fusión de los
átomos.
Soy un American Stanford y dicen
de mí que tengas mucho cuidado.
Que soy una raza extremadamente peligrosa.
Sí. Tal vez sea una raza peligrosa, para esta sociedad embrutecida e interesada.
ResponderEliminarO la sociedad una raza peligrosa para la inocencia del perro. Creo que nunca se va a saber.
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