y soy como la luz, transparente y cálida,
todo me parece sonreír,
y en mis labios -como en los besos-,
hasta el aire se hace mío.
Curiosidad, inquietud, sorpresa, alcance...
y el mundo me cabe en una sola mano
-con delicadeza, de forma natural y libre-,
igual que cabe Dios en la mirada de un niño.
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