La música se desliza bajo mis pies
y me empuja a la danza, al movimiento.
¿Para que bailar si todo parece triste
y en mi aire sólo existe el ruido y los lamentos?
Noctámbula y perdida,
te he convertido
en la luz que me lleva hacia los sueños.
Por ti, podría llenar de latidos mi universo.
¿Por qué me obsesiona saberte mío
y como un dios al que se le reza, estás tan lejos?
La música es tan solo de tu imagen
una mentira más, pero es tu reflejo
y a ella acudo
y bailo, bailo para olvidar que no te tengo.
Bailar es una muestra de alegría, y si bailas y estás triste, algo está cambiando en tu interior. Esto me plantea una duda existencial a estas altas horas de la magrugada, ¿Por qué el ser humano sólo canta y baila cuándo está feliz? A veces he intentado cantar en el funeral de un ser muy querido, y no lo he conseguido, sólo en los de gente que no te importa demasiado eres capaz de entonar una melodía. ¿ No estará en la música la respuesta a todas nuestras preguntas? También puede ser que los poetas nos dejemos llevar por la tristeza con demasiada falicidad, y las personas de nuestro entorno no nos comprendan, porque ellos sólo ven la realidad de las cosas tal y como son, no como se las imaginan. Quizá las idealizamos tanto que se nos pierden por el camino. Idealizar la vida, los sentimientos, hasta límites insospechados, puede que nos lleve a un punto de locura del que nunca podamos regresar, ni queramos. Escucha esa música, no todo el mundo tiene palabras para expresar lo que siente. Y si la estáis bailando, aunque sea metafóricamente, quizás te estés contestando a ti misma, no?
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