martes, 30 de abril de 2013

NI UN SOLO INSTANTE

Pasó el tiempo y la luz de las estaciones
por el cuerpo indivisible del silencio
y los dejé posarse en mis párpados cerrados
Imagen de Maua Orma
para evitar mirarte frente a frente.
Pero no dejé de pensar en ti.
No. No pude dejar de pensar en ti,
ni un solo instante.
Sin que nadie lo notara, fui cubriéndote
como se cubre lo que pretende ser olvido
y llega a ser más obsesivo en la memoria.
Y por decirte adiós, te amortajé
para llorarte como al muerto que aún se ama.
Pero me traicionó el pensamiento
y en él te reías de cada insensatez
que me inventé para olvidarte.
(¿Contemplarás mi aparente indiferencia
o me responderás con aire distraído
como si nada de esto fuera contigo?) 
Te quería como amante o como amigo
como dios o como siervo,
de cerca o en un porvenir incierto,
pero te quería para mí
Imagen de Maua Orma
aunque fueras la ilusión construida
a través de cada uno de tus pequeños gestos.
Con el resto de las migajas de tu mesa
alcancé mis más hermosos paraísos
y de repente, quise hacerte ver
que prefería mecerme en mi propia mezquindad
para cruzar sola las fauces de este invierno.
Te mentí,
porque siempre estabas ahí
formando parte del susurro de mi aliento.
Y ahora eres tú el que se va
y me siento calada por esta incesante lluvia
que me descubre esa amargura intensa
en la que lloran mis propias lágrimas.
Y seguiré callando lo que de veras siento.
Y seguiré sin decirte 
que no pude dejar de pensar en ti 
ni un solo instante
y que ahora que te vas,
sé cuánto te voy a estar echando de menos.

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