de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo [...].
Mario Benedetti
Se me han roto los zapatos.
No puedo volver a caminar con ellos.
Me llena de terror salir descalza.
Sé que los guijarros aguardan
en el centro del camino
para clavarse en las plantas de mis pies
sin compasión alguna.
¿Qué haré sin zapatos que me protejan?
Y frente a mí, como en una monótona letanía,
desfila siempre la misma queja:
Fotografía: Ester Lorente |
- ¿Por qué escondiste aquel deseo
que convertía los guijarros del camino
en suave y mullida hierba?-
- Pero el deseo se durmió un buen día
y por más que lo zarandeo,
no consigo que despierte-.
Y ahora, con los zapatos, rotos,
la voz me tiembla
como cuando pronuncio
la palabra incertidumbre.
Tendré que buscar en otro sueño,
en otro mar,
aunque sé lejana la arena blanca
de la blanca playa.
Buscaré tras la página que dejé sin leer
de aquella última novela,
tras el botón desabrochado de mi blusa
para decirle adiós a mis zapatos rotos.
Buscaré en el rostro inocente de un poema
o en el galope distante de una triste luna llena.
Miro al cielo. No tengo alas.
Miro mis pies desnudos, los observo detenidamente.
Mis pies me dicen que aún son fuertes
y me llevan decididos a internarme tierra adentro.
Imagen tomada de la Web |
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