Imagen tomada de la Red |
Cuando me habita el insomnio,
se engalanan y florecen mis palabras,
nada vuelve a ser igual que antes
y son ellas, las que a tientas te van buscando,
hasta que te nombran.
En la noche rota, yo te rozo con mi libertad
y mi aliento helado.
La esfera del reloj respira cansancio
sin saber qué hacer, se pierde en tu sombra.
Cuando me habita el insomnio,
te cuelas en mi mundo, una y otra vez,
y el silencio hondo me sabe a tu boca.
¿Dónde está tu piel? ¿Dónde están tus manos?
No puedo dormir,
Despierta el alba y el papel, en blanco.
(Le diré a mis versos que ya no te amo
y que no estoy tan sola).
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