La vi pintada de óxido azul en mis
zapatos.
Aunque se olvidaron esta forma de definirla
los
diccionarios,
la noto ahí, desde el tramo más interno del tacón
a la
puntera.
Después de todo, me pertenece
y sé que puedo pisarla cuando quiera.
El problema está en que me baño en ese color extraño
y termino pensando que le sienta muy bien a mi figura.
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