Será
que ha empezado el frío,
con
su manto gris,
a
despertar la lumbre del recuerdo,
porque ya no te encontré en la luz y el movimiento.
Pléyades
en la punta de tus dedos.
Nada
ha cambiado. Aunque hoy te miro de forma diferente.
Alcancé
el amor, y se me olvidó rezar
aquella
tarde de enero, de aquel preciso jueves,
cuando el
afilador pasó chillando más fuerte
que
el viento huracanado entre las tejas.
No nos hizo falta que llegara el domingo para llorarte.
Pasó la muerte por tu rostro.
Los
sueños de ayer se disolvieron de repente.
Cuando
lo comprendí,
tuve
mucho más cuidado al escogerlos.
Será
que ha empezado el frío,
pero ahora que te entiendo algo mejor,
y que sé que volverán a florecer en
primavera los cerezos,
te sigo echando de menos.
te sigo echando de menos.
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