martes, 7 de marzo de 2017

UNA VIEJA REFLEXION



Cuando  aprendí que no hay una sola respuesta para cada pregunta,
que la oscuridad no tiene por qué nublar el entendimiento,
que la lógica no se puede aplicar en todos los sentidos.
Cuando descubrí que la música no siempre es el mejor antídoto para la tristeza,
que pueden existir restos de humanidad donde escasea la conciencia,
que surgen tantas versiones como personas viviendo una misma experiencia.
Cuando observé que el tiempo no es una sucesión de hechos,
que la verdad además de vieja es sucia y muy espesa.
Cuando entendí que el amanecer puede ser el fin
y que la noche esconde naufragios en el mar de la inocencia.
Cuando supe esto y algunas cosas más, no conseguí acallarlo,
ya era demasiado tarde, había nacido en mí, la voz de los poetas.

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