Le
pinté a mi musa cascabeles
y
en mis ojos
sonrió
la niña.
Entiéndelo
de una vez por todas:
no
me hice de lluvia para precipitarme
en
esa hoja de papel
a
la que llamas mapa.
Tras
haberlo perdido todo,
me
sentí ganadora en la batalla.
En
el cielo volaba la paloma blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario