viernes, 27 de marzo de 2020

VIEJOS RECUERDOS DE AMOR

No recordaba el amor como lo recordaban las otras mujeres de la residencia.
Maridos exigentes, amantes escondidos que se terminaban reconociendo con ciertas risillas clandestinas, rencores como surcos que fueron quedando tatuados en las párpados caídos de sus compañeras y en los gestos apretados que formaron las arrugas de sus bocas.
Y ella callaba porque veía el amor en los momentos que nunca le contó a nadie.
Cuando él la esperaba al salir del instituto y caminaban el corto trecho de la calle hasta su casa. El silencio en la mirada preocupada de él por el destino triste de los dos, que los separaría durante aquel largo y más que largo, terrible, verano. La risa estúpida en la que estallaban de repente por aquello tonto que ni siquiera les quedaba en el recuerdo.
Ella escuchaba hablar a sus amigas. La algarabía era grande. Risas por el sexo, requiebros, palabras picantonas, coqueteos... Me lo hice con aquel... Qué pena no haber sido más listas entonces...
Pero ella prefería su silencio porque derramarse en el amor era para ella otra cosa muy distinta. Y así lo vivía como algo más profundo y muchor más interno. Sabía que era algo tan ligero y puro que si rozaba el aire de su aliento, acabaría rompiéndose en mil pedazos.

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