viernes, 26 de agosto de 2022

TRANSFORMACIONES


Ahora mi mundo se me hace más pequeño y suave.

Camino con detenimiento, en el aquí, en el ahora, para conseguir deslizarme en el auténtico aire de los tiempos.

Porque un alto en el camino no significa parar del todo.

He recorrido palmo a palmo mi propia soledad desde que supe renunciar a ti.

Y me enfrenté a mis miedos más profundos con rabia, aunque en la calma y en la aceptación estaban las claves de todos mis enigmas.

Después caminé muy despacio por las brasas del perdón hasta que descubrí que perdonándote a ti, me liberaba de una carga muy pesada de mí misma.

Me asomé descuidada en los ojos de la culpa. Desnutrida de amor, comprendí que en la culpa se escuda quien sacrifica, victimiza y santifica. Y no quise volver a estar nunca más ahí. Lo acepté para decirle definitivamente adiós y respiré una verdad muy diferente que se eleva frente s mi y que purifica cuanto alcanza. 

Llegó más tarde la pregunta: Dónde estás entonces amor. Dónde. 

Y la chispa peremne de la llama apareció como una especie de sonrisa alegre, en la luz de mis pupilas.

Pero tuve que renunciar a ti, para saber que amor y libertad se dan la mano siempre. Para siempre.


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