domingo, 19 de mayo de 2013

ALMA EN LAS PIEDRAS

Fotografía de la autora


Reflexión: Los edificios nos hablan de su pasado. Ha cambiado el lugar donde trabajo. De un convento del siglo XVII a una mansión del XIX. Los dos son muy diferentes pero tan llenos de vida como seres que laten y cuentan viejas historias -siempre interesantes-, para el que quiera escucharlas. Aunque traigo un poema muy antiguo, creo que refleja mi fascinación por ese paso del tiempo en los objetos aparentemente inanimados. 







Madre, que hay alma en las piedras,            
que yo he oído que cuentan penas.

Cuando susurran los vientos
que nubes llevan;
cuando en los cerros plateados
con gotas blancas la luz destella
y el musguito escondido
muy en silencio por su piel trepa,
                      puedes sentir, madre,
                                                 su voz serena.


Madre, no me lo invento y no es leyenda,
que musitan baladas con hondas quejas.
            
Cuando en las aves dulces
vibra el deseo por primavera;
cuando en las rejas dormidas
de las ventanas surgen estrellas
y la noche cansada
se va vistiendo muy despacito
con su lamento de brumas negras,
                     puedes sentir, madre,
                           voz en las piedras.




1 comentario:

  1. Precioso,pero sobre todo me ha parecido muy romántico,te he imaginado en la ventana de una de esas torres antiguas de un palacio escribiendo esta poesía. Por otro lado me ha sugerido una visión fantasmagórica de esos edificios en los que deambula un fantasma y susurra entre las sombras. Vaya, que me ha disparado la imaginación.

    ResponderEliminar

pinterest