sábado, 29 de diciembre de 2012

Y QUÉ DIFÍCIL


Quizás la manera más sencilla de explicar el poema que traigo hoy sea la cita de José Hierro.

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.
                               “Alegría” de José Hierro



Mirando cada noche un horizonte,
dejo de ser palabra y me hago sombra
de un sufrimiento alargado y descendente
que me invita a caminar entre sus agitados párpados.
Huir hacia el cristal de sus esquirlas
es juego, es obsesión transparente y lúcida para mi aliento
como es obsesiva la búsqueda de algún bosque inmaculado
que colme de verdor estos aullidos que me atenazan.
Y qué difícil se me figura todo,
si me siento como rama ya abatida y seca
por el metal sudoroso de este invierno,
queriendo descubrir vida en la vida
a través de las estelas que voy perdiendo
y que me han hecho jirones hasta el alma de los tuétanos.
Y qué difícil se me figura
huir hacia la sangre estática
que se ha debido detener en la misma raíz del tiempo
para buscar, tal vez, en lo imposible, lo perpetuo,
para llegar a esa verdad que ni siquiera intuyo,
pero que me observa continuamente desde su ironía
y me abronca desde su peculiar lenguaje
de olvidos y enjambres silenciosos.
Huir hacia donde la muerte no exista,
aunque sea hacia la muerte misma
y saciar estas ansias de aprender
como ampliar los espacios y las líneas de la mente
para vencer las oscilaciones que me dominan
asimilando la sensación de vértigo.
Y qué difícil se me figura
huir a cuerpo abierto, guerrera o pacificadora,
‑pero sin temores‑,
a través de un simple verso
que conserve intactos sus misterios.

sábado, 22 de diciembre de 2012

PIEL DE OTOÑO

Ahora que mi piel se convierte en piel de otoño
sigo imaginando que las nubes grises cuentan historias viejas
porque las quieren esparcir antes de que caigan en el olvido,
y simplemente, las contemplo.
¿Para qué alcanzarte si juegas conmigo hasta hacerte de desvelos?
Ahora que tampoco sé lo que quieres o no quieres hacer
y que la vida se me escapa y que de sus misterios sé tan poco,
sigo sin comprender ese idioma que me enlaza a tu ilusión
y me lleva de puntillas a esconderme en tu secreto.
¿Por qué no me cansaré de mirarte si te hiciste de horizonte
y cada vez estás más lejos?
Las hojas desgastadas de los libros reposan nuevamente
en mi regazo y sigo sin tenerte,
¿qué es esto que me urge a decirte que te necesito?
Te dibujo nuevamente en un papel
porque es como si siempre hubieras estado en mi casa, en mis recuerdos,
como si mis ojos descubrieran el camino que los lleva hacia tus brillos
y así llego a ese momento en el que no puedo respirar
si no puedo deslizarme en tus caprichos.
Pudo ser la tarde cruel y no el destino.
Pudo ser casualidad.
Yo no lo sé. No me lo explico.
Pero algo me dice que a ti te está pasando lo mismo.


viernes, 21 de diciembre de 2012

MOTAS DE MARIPOSA


Barco de mariposas de Salvador Dalí
Hace poco, una persona muy  querida me aconsejó que cerrara puertas para empezar una nueva etapa. 
Es lo que he hecho. 
O lo he intentado. 
Al menos simbólicamente. 
¿El título del poema? 
Responder esa pregunta podría llevarnos mucho  tiempo. 
Es una larga historia.    
Puede que algún día me dedique a escribirla. 






Y aquí estoy cerrando puertas y ventanas
en esta casa que se me antoja como otras tantas cosas
algo que simplemente existe entre mi sueños.
Y aquí estoy sí, cerrándolo todo, haciendo que se quede
como se quedan los ojos de los muertos
impregnada solamente de silencios,
porque estoy diciendo adiós donde ya no queda nada.
Hice un pequeño equipaje,
repartí los libros, regalé la vajilla,
y dejé que se llevaran los enseres y los muebles.
La quiero dejar atrás. 
Para siempre. 
Bien sellada.
Y sé que nunca será posible el regreso
porque son las reglas 
que rigen los espacios y los tiempos.
Entretengo mi mirada 
en la inquietud de esa espontánea danza
de las pequeñas motas de polvo en las grietas de un destello,
mariposas diminutas, moribundas,
con sed de luz en sus almas.
Cierro la puerta despacio.
Miro la llave.
La tiro lejos.
Vuelvo a pensar en las motas.
Así me voy a sentir. Así.
Volando hacia lo inmenso.

lunes, 17 de diciembre de 2012

SONETO: Alma Milenaria

Ilustración de Maua Orma






  Yo tengo un alma milenaria,
cargada de dolor y de experiencias,
de ingenios, de tropiezos y de ausencias,
un tanto remolona y visionaria.
     
    Renace cada día solitaria,
buscándose un sustento sin violencias
y guarda del amor las experiencias,
llevando a libertad como plegaria.
     
    Yo tengo un alma vieja y algo loca
desnuda de virtud y vanidades,
que sabe de verdad entusiasmarse.
     
    Y todo lo pervierte y lo trastoca,
inmersa entre estas turbias realidades,
sonríe decidida, al levantarse.

viernes, 14 de diciembre de 2012

VEN A BAÑARTE



Hoy se cumplen 421 años de la muerte de San Juan de la Cruz. Lo admiro por su musicalidad y sensualidad. Es un hecho innegable.

El poema que os traigo pertenece a "Eva y el paraíso evaporado". 



         Ven a bañarte entre mis barrancos,
vibra como el junco, sé la espigada silueta
que mi aliento mece,
como el aire al prado,
                              sé mi amor, mi amado.
          Ven a bañarte en la seducción
que te dan mis manos,
surge entre ellas como figura de arcilla,
misterio viviente de alma y lujuria,
juega entre mis dedos a ser agua, a ser fango,
                              sé mi dios de barro.
          Ven a bañarte en la humedad de mis labios,
flota, bucea despacio,
deja que te atrape,
hunde tu cuerpo desnudo en mi lago,
fluye primavera en mi regazo,
sé la indómita fiera que habita mis parajes,
                              por siempre a mi lado.

LA NUIT

Imagen tomada de: www.galiciaunica.es
No, no me he equivocado de idioma. Esto que os traigo hoy fue... ¿cómo describirlo? ¿un reto? ¿una propuesta? No lo sé muy bien. El caso es que me gustó la idea porque creo que me la tomé como un juego. Un juego que me resultó un poco complicado porque a la dificultad del idioma, había que añadir la búsqueda de un ritmo.
Et bien, c'est tout!



La nuit chuchote doucement dans mes oreilles
et je sais bien ce qu’elle vient me dire…
  .-Tu pourrais jouer à nouveau le parfum de mes étoiles,
tu sentiras que je t’aime
comme les yeux aiment la vérité
qu’il y a dans l’infinie profondeur de la lumière.-
Auparavant, toujours, auparavant
j’ai crié ces mêmes mots
en écrivant sous les dessins magiques d’un poème,
mais aujourd’hui, je t’ai quittée, nuit,
j’ai quitté la parfum de tes étoiles
et je ne sais pas encore si c’est la vie que je préfère…
Perdue, triste et seule.

viernes, 7 de diciembre de 2012

UN ÁRBOL DE NAVIDAD (Petición)


Imágenes tomadas de navidad.es
Se van encendiendo las luces en las calles. Se inicia un tiempo para compartir y para recordar, sobre todo cuando nos vamos haciendo mayores. Pero si en las casas hay niños pequeños, es hora de que nuestras miradas se posen en su manera de ver el mundo. Tenemos mucho que aprender de su inocencia y de su capacidad para sorprenderse.



Un árbol 
de Navidad que
me parezca inmenso,
con esa profunda soledad
que alcanza los mantos cielo.
Un árbol grande con ojos de gato
y con un corazón repartido en un 
montón 

de trozos grandes
de ilusión de caramelo.
A unos les hará recordar
con un golpe de chasquido
todo lo que se les fue quedando
atrás, y los seres que perdieron.
Mientras que otros, estarán listos 
para escapar 
al placentero viaje 
de la infancia, del alboroto 
que sólo habita en los sueños.
Un árbol
que nos llevará 
al mismo viaje, de la risa
 cuando estalla de repente 
en la inquietud de los juegos.
Un árbol, 
con las ramas
bien largas y extendidas
como si fueran los brazos 
abiertos de un querido amigo,
al entregarse sin temores al abrazo 
más tierno,
y a su sentir verdadero.
Un árbol. Luz y color en su piel
y en su copa, un cocodrilo
que se alimenta del final triste de los cuentos.





domingo, 2 de diciembre de 2012

OTRA VEZ



Fotografía de la autora


Otra vez se me escapó tu sombra,
otra vez se desgastaba tu imagen por mi mente
y las paredes blancas,
y en la ventana, noche,
y en los tejados aquella niebla desvaída y pálida.
Otra vez sentí tu olvido como un sopor oscuro
paralizando el alma,
y entre mis manos lacias, la quietud,
y en el reloj silencio,
y mis ojos sin poder recordar tu rostro,
sin saber cómo desnudarse a la inocencia de las lágrimas.

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