sábado, 22 de diciembre de 2012

PIEL DE OTOÑO

Ahora que mi piel se convierte en piel de otoño
sigo imaginando que las nubes grises cuentan historias viejas
porque las quieren esparcir antes de que caigan en el olvido,
y simplemente, las contemplo.
¿Para qué alcanzarte si juegas conmigo hasta hacerte de desvelos?
Ahora que tampoco sé lo que quieres o no quieres hacer
y que la vida se me escapa y que de sus misterios sé tan poco,
sigo sin comprender ese idioma que me enlaza a tu ilusión
y me lleva de puntillas a esconderme en tu secreto.
¿Por qué no me cansaré de mirarte si te hiciste de horizonte
y cada vez estás más lejos?
Las hojas desgastadas de los libros reposan nuevamente
en mi regazo y sigo sin tenerte,
¿qué es esto que me urge a decirte que te necesito?
Te dibujo nuevamente en un papel
porque es como si siempre hubieras estado en mi casa, en mis recuerdos,
como si mis ojos descubrieran el camino que los lleva hacia tus brillos
y así llego a ese momento en el que no puedo respirar
si no puedo deslizarme en tus caprichos.
Pudo ser la tarde cruel y no el destino.
Pudo ser casualidad.
Yo no lo sé. No me lo explico.
Pero algo me dice que a ti te está pasando lo mismo.


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