Reflexión de estos últimos días: La vanidad suele ser madre de la antipatía.
Una vez hice de Vanidosa en un teatro de títeres, representando El principito de Saint-Exupèry.
Querida Vanidosa:
Eres tan bella,
que te envidian los soles
y las estrellas.
Te dotaron los dioses
con hermosura
pero no te pusieron
paz ni cordura.
Que miras desde lejos
distante, altiva
y todo el universo,
tu orgullo esquiva.
Y no sabes de amores
de padre o madre,
porque nadie te iguala
en linaje y sangre.
Y no has sabido ser
amante, amiga
y no sabes de hijos
ni de pandillas.
Entre todas las diosas,
la más farsante
en tu supuesto cortejo,
reina de nadie.
Mientras vives soñando,
cuánto te adoran,
todos piensan de ti
que eres muy boba.
Una vez hice de Vanidosa en un teatro de títeres, representando El principito de Saint-Exupèry.
Querida Vanidosa:
La Vanidad de Auguste Toulmouche |
que te envidian los soles
y las estrellas.
Te dotaron los dioses
con hermosura
pero no te pusieron
paz ni cordura.
Que miras desde lejos
distante, altiva
y todo el universo,
tu orgullo esquiva.
Y no sabes de amores
de padre o madre,
porque nadie te iguala
en linaje y sangre.
Y no has sabido ser
amante, amiga
y no sabes de hijos
ni de pandillas.
Entre todas las diosas,
la más farsante
en tu supuesto cortejo,
reina de nadie.
Mientras vives soñando,
cuánto te adoran,
todos piensan de ti
que eres muy boba.
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