Ni un plural para la soledad humana.
Las sombras, quedarán sólo las sombras.
Definitivamente, la pesadilla ha despertado.
Era el solsticio de un poema,
apenas esbozado.
La larva encallecida en tu capricho,
me volvió a mirar en lo gris, en lo insensato
y yo que creí haberte amado,
como me enseñaron a amar cada principio,
me fui cayendo de aquel sueño
como princesa rota
(y más si reavivo la llama
de lo que nos salió mal en este juego).
Prefiero romper la memoria y los papeles
y olvidarme de una vez por todas
lo que en la sangre y el sudor,
en la misma tragedia nos mostramos.
No pasa nada,
si después de esta caída
tomas de nuevo mi mano y me dices simplemente:
recomencemos.
Precioso texto. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Gracias! Desde hoy ya te sigo también. Encantada, Rocío
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