domingo, 18 de mayo de 2014

SE ME ROMPIÓ LA MAGIA

No puedo conocer tus noches claras 
porque te has llegado a hacer 
de duna que remonta el horizonte
y te siento como pesada carga.
¿Quién, dime, quién de los dos destruyó la magia?
Si era de nube o de aroma, no lo sé,
sólo sé que hubo un sonido que envolvió tu alma.
Campanillas y mariposas se desenhebraban.
Y creció repentinamente mi sed de ti 
y me vi vestida de una alegría que se hacía mía,
profundamente mía
aunque fuera su materia tan extraña.
¿Quién podría decirme de qué están hechas tantas almas?
¿O qué las une y las separa?
Pero la tuya, la tuya era la más hermosa de todas las almas
y sonaba como una llamada para mí, 
y era su voz melodiosa y dulcemente arcaica,
una voz eterna que me acariciaba. 
Cuando yo sentía los sonidos de tu alma, 
la mía se hacía de impulso, 
de ola recorriendo el latido de tu playa 
y te arropaba en un amor salado y blanco de espuma,
como el que guardan las viejas caracolas
ese que es ligero, que da libertad y que a la vez te atrapa.
Mi alma iba a ti, como el agua del mar va a la arena.
Una vez tras otra.
Pero ahora, me siento perdida. 
Ya no hay aquel canto de sirenas,
Y aquel sonido tuyo, no sé dónde está, 
no lo reconozco.
Se me rompió la magia,
pero quiero recoger trocitos, migajas, 
un pequeño fragmento, lo que sea... 
porque sé que si lo encuentro, 
esta vez cuando vuelva a ti, 
mi alma pequeña se hará luminosa y grande
para tu alma que no lo sabe, 
pero me está esperando, solitaria y ciega.



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