Compañero, compañera, en este día
celebremos sus llegadas, sus partidas
que motivos hoy nos sobran de alegría
viendo el fruto venturoso en sus semillas.
Lo que pasa para siempre queda en ellos
y aunque a veces nos parezca ceniciento
el cumplir con lo sagrado de este reto,
es preciso que a este fin juntos estemos.
Que las almas de los niños tienen manos,
como manos tienen agua, flor o árbol.
Si esas manos son la barca, somos faro,
somos guía en sus caminos alumbrando.
A través de la inocencia, la sonrisa
se despierta dando gracias a la vida,
pasa el tiempo pasajero que suspira
las lecciones olvidadas por sabidas.
Cualquier hombre que se mire en su reflejo
conmovido irá atrapando en sus recuerdos
y mezclando entre las cuentas y los cuentos
la figura ya borrosa de un maestro.
Olga Becerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario