domingo, 21 de octubre de 2012

TAMBIÉN TE DUELO

Si limpiara mi alma de confidencias, sólo quedarías tú,
tan sólo tú.
Pero este dolor seco me mece, me sacude y me desciende
tan borracha como estoy de penas.
Si un recuerdo me sostiene, es tu recuerdo.
Si la paz ha dejado de comprenderme
es porque se quedó quebrada por algún recodo de tus labios.
Luz y cuerpo, carne y hueso
que me rompen desde fuera a las entrañas.
Tú te esfuerzas por olvidarme,
también te duelo,
pero ese empeño de tu mente resulta inútil
porque vuelve a ser de noche
y, en la sombra de la noche, te clarean mis recuerdos
y los escasos restos de nuestras almas se reclaman
confundiendo la plenitud de tu nombre y de mi nombre.
Nos volveremos a encontrar
como dos aislados náufragos,
siendo cuatro manos derramadas
en esta búsqueda frenética, incesante,
entre la multitud de los distintos cuerpos.
Nos volveremos a encontrar
y, a pesar de las heridas,
amasaremos implorantes hasta los cartílagos y los tuétanos.

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