Fotografía de la autora. Alcalá de Henares |
Yo también soy víctima de la ausencia,
yo
también enredo mis talones
al
designio caprichoso de una espera.
Me
desnudo en la locura de unas estaciones confundidas
apretada
entre los muros silenciosos que ellas levantan.
Y
repito el mismo nombre
hasta
desgastarlo en tanto amor,
sin
saber si el tiempo transcurre
o con
un gesto entre caprichoso y burlón me contempla
ya
completamente estancado.
Falta
el aire. Sí. Falta aire y sobra tiempo.
Otra
vez espera y lágrimas.
Otra
vez ese miedo recorriéndome el vestido
como
si fuera escarcha.
Y
repito aquella misma escena
hasta
que resulta imposible separar lo sucedido
de lo
inventado.
¿Volverás o se nos ha hecho demasiado tarde?
Laberintos
y tinieblas,
se
han ido apagando una por una
las
luces tenues de los portales.
Y
repito el mismo rostro,
la
misma risa, trazo por trazo,
hasta
difuminar los colores y convertirlos
en
una masa inerte que me hunde en sus opacos.
Esta
es mi espera obsesiva y demacrada,
la
maldición que fue secando mis lágrimas
y
que, a mechones, me sigue rompiendo el alma.
¿Adónde irá el amor cuando se cansa?
Tal
vez se arremoline en la caída
de
las hojas caducas de un otoño cualquiera
para
esperar, como yo lo estoy haciendo ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario