lunes, 24 de junio de 2013

TE DIJE ADIÓS

Reflexión: Cuánto cuesta decir adiós a situaciones, a proyectos o a un amor que estuvo largo tiempo acompañándonos en este pequeño viaje llamado vida. Pero los ciclos se cierran y hay que saber dejarlos atrás para siempre.

Llené de borrones aquel poema.
Fui tachando una por una cada letra,
cada signo.
Lo dejé mudo, sin sonidos.
Lo condené a muerte sin haber nacido.
Imagen de Maua Orma
Creo que me hablaba de ti.
No quise oírlo
y no quise tampoco verlo escrito.
Dolía, dolía mucho,
como ese recuerdo que se asoma
y que siempre te pareció un hermoso paraíso
y, cuando regresa un poco después,
ves que era sólo un espejismo.
Había algunos niños en la calle,
desde mi cocina apagada y triste
llegaban sus juegos rebozándose 
en la masa bulliciosa de unos gritos.
Cómo pesaba la luz en aquella caída de la tarde.
Rasgué despacio, muy despacio, la hoja de papel
que se iba deshaciendo entre mis manos
en el denso y profundo eco de mi último suspiro.
Rompí también aquel momento 
para dar fin a la esperanza del retorno
que ya estaba hecha de añicos desde dentro
como la hoja seca -y ya vacía de sentido-,
que seguía sujetando en la penumbra de mis manos.
Ante los despojos de aquellos versos,
en aquel espacio y, conjugando en el pasado
tantos verbos, supe por fin decirte adiós.
El poema estaba roto para siempre, 
mientras mi figura era devorada lentamente
por el gris demacrado de las fauces taciturnas
de aquella tarde de domingo y de su atmósfera sin aire.

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