martes, 1 de abril de 2014

COMO LOS HOMBRES, LOS VERSOS SON

Como los hombres, los versos son
largos, cortos, superficiales o profundos.
Algunos seducen y otros aman de verdad
aunque puede ser que en el fondo, todos mientan.

Hubo una vez hombres que se burlaron de la lógica,
del corazón, de los sentidos y que crecieron
como la mala hierba, sintiéndose más fuertes
zurrando a esa mujer que al principio los amaba.

Y hubo versos, crueles como esos hombres,
que empujaron a quienes más los deseaban,
al dolor de la ausencia, a la soledad más inquietante
o simplemente a la desgana.

Pero hubo también otros hombres y otros versos
que se hicieron más que grandes, humanamente inmensos.
Versos y hombres que supieron llegar a la verdad
de la emoción y de lo que nos mueve a vivir 
sin tener miedo a reconocer los sentimientos propios y ajenos.

Como estos hombres buenos, hay versos que tienen piel.
Unos y otros pretenden llegar a la esencia de algo que llaman alma,
y quieren sí, vencer al tiempo o al amor,
y alcanzar precisamente esa luz
que iluminará con sus matices el color
y los objetos que encontraremos 
en cada nuevo amanecer, en cada nueva mañana.

Al igual que los hombres viajan en un espacio y un tiempo, 
los versos buscan nuevos horizontes
a través de incomprensibles silencios 
y de melódicas e irracionales palabras.



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