Reflexión: Hubo momentos en mi vida en los que no había un lugar más hermoso y apetecible en la tierra, que la lectura de un buen libro.
Percibo la lectura en mi mirada
que pasa a mi interior como una nube,
mecida por su brisa, sube y sube,
y borra mi inquietud, suave y calmada.
El iris de una luz inmaculada
disipa los rencores que retuve,
desnuda todo el odio que sostuve
y aviva mi ilusión, si está cansada.
Un libro es mi soldado, un caballero,
que sabe de batallas, de aventuras.
Me eleva y me entretiene. Extraño vuelo.
Transforma lo que sueño en verdadero
y entrega en su amistad las cerraduras
que se abren sin cesar, hacia el consuelo.
Imagen tomada de la Web |
Percibo la lectura en mi mirada
que pasa a mi interior como una nube,
mecida por su brisa, sube y sube,
y borra mi inquietud, suave y calmada.
El iris de una luz inmaculada
disipa los rencores que retuve,
desnuda todo el odio que sostuve
y aviva mi ilusión, si está cansada.
Un libro es mi soldado, un caballero,
que sabe de batallas, de aventuras.
Me eleva y me entretiene. Extraño vuelo.
Transforma lo que sueño en verdadero
y entrega en su amistad las cerraduras
que se abren sin cesar, hacia el consuelo.
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