lunes, 8 de febrero de 2016

SOY UN HOMBRE FRENTE A MI ESCALERA

Imagen tomada de la Web
Reflexión: La decisión de subir, bajar o estancarse en la escalera vital es personal e intransferible. No siempre nos hacemos responsables de nuestra propia existencia.


Soy un hombre frente a mi escalera
y no sé muy bien qué hacer
o qué no hacer con ella
los peldaños suben, los peldaños bajan,
unos son de esfuerzo  y otros son de abismo
pero me estaré quieto, quieto en el rellano
porque tengo miedo.
Bajé tres peldaños y sentí flojera y rabia
¿quién me habrá empujado?
(si te miro un rato, está más que claro
que te haré el culpable).
Con temblor en el cuerpo,
los volví a subir: uno, dos y tres.
Demasiado difícil para mí,
utilizaré el siguiente peldaño
para descansar… No quiero moverme
nunca más de aquí.
Parece que mi escalera es mecánica.
Se mueve sola
y no quiero saber dónde me lleva.

Soy un hombre fuerte.
Nada me hace daño,
salvo la suela indomable
de estos tres peldaños.

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