miércoles, 3 de febrero de 2016

NUESTRA MESA


El bálsamo y el perfume alegran el corazón, 
los consejos del amigo alegran el alma 
Proverbios 27:9


A Susana Martínez
A la amistad


Porque creo en ti, me invitó la noche a esparcir mis versos. 
Porque creo en ti, miré nuestra mesa, cuando tú no estabas
y a pesar de todo, te seguía viendo.
Porque creo en ti, ella se ha empapado
en nuestra inmensa charla de eternos lamentos,
más de una vez la vestimos de burlonas risas
                   -nuestros particulares prismáticos de franqueza
                   e ironía en el humano universo-
y más de una vez, la sumimos en silencio,
un hondo y profundo silencio que rozaba
el baúl de lo secreto.
                  Entonces fue ella y sólo ella el único testigo
                  de nuestros agnósticos rezos.
Porque creo en ti, en nuestro remanso de paz,
en nuestro café compartido con los sonidos caseros,
con el humo gris y espeso de cigarrillos viviendo.
Tu voz en mi voz hicieron latir la sombra del árbol.
Hoy la miro, la vuelvo a mirar
y alcanzan mis dedos sus tersas raíces
hundiendo su savia en nuestros poros abiertos
por el amor, por los odios -frustrados o en proyecto-
por algunas pesadillas, por ilusas pretensiones
que rondaron nuestros sueños.
Porque creo en ti y en tus manos tibias
que por mí se alargan, esta noche vi
en la mesa nuestra, de nuestra amistad,
más que un refugio, mi adorado templo.

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