domingo, 13 de enero de 2013

EN MITAD DE AQUELLOS CUENTOS (A la hermana asesinada)

Fotografía de la autora. Los libros de nuestra infancia.
 A Yolanda



Crecimos en mitad de aquellos cuentos infantiles.
Con la magia y el radiante resplandor de las palabras
recorrimos esos mundos poblados de algunas criaturas buenas
perseguidas por malvados que del odio y del rencor
se alimentaban.
Se hizo tarde y la vida se encargó
de borrarnos la inocencia.

Aunque puede que fuera verdad lo que decían aquellos cuentos
y que los dragones, las madrastras y las brujas
sean los que sólo se mueven por dinero.
Los que compran voluntades y machacan a los buenos.
Los que llevan a las guerras y al dolor a los demás,
a los que sí están hechos de humanidad,
a los que no quieren ser como ellos.
Puede que le haya llegado el momento
a la hermosa Cenicienta de ponerse en movimiento,
de lavar su cara sucia y quemar sus harapos mugrientos.
Si ella a la que hasta las feministas tachan de boba y de lerda, sometida siempre a la obediencia,
valiente, se rebeló,
¿qué no podrán hacer todas esas cenicientas y cenicientos
que sufren de hambre y de sed
cuando lleguen a comprender
que las soluciones no vienen cabalgando en sus lamentos?

Ya no estamos juntas. Tú en los brazos de la muerte
duermes como aquellas hermosas princesas,
pero a ti te fue negado aquel final 
que se premiaba en las esperas.
Y yo, a este otro lado del espejo
no puedo negarme a mí misma 
que estoy sola sin ti
y que sin ti,  me estoy haciendo vieja.
Y cuando miro hacia atrás, se me hace largo el camino
y muy corta la existencia.



3 comentarios:

  1. No se puede contener una lágrima con tus palabras, no eres vieja sino mayor y piensa que la princesa tiene compañia y en el espejo intenta buscarnos que aqui estamos.
    Un beso.-

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  2. Entiendo perfectamente ese sentimiento de pérdida tan desolador porque como ya sabes lo viví en mis propias carnes, aunque por motivos diferentes, fueron muertes trágicas que nos dolerán por dentro durante toda la vida, y la eternidad si es que existe.
    Son versos tristes y sentidos que llegan al alma. La pena es que haya personas en el mundo que no la tengan, y por su causa nuestra vida quede ligada por siempre al dolor más infinito, la de perder a un ser querido. Tus versos también saben a justicia social, y ojalá que llegue algún día a cumplirse tu deseo. Este mundo lo pudren seres como el asesino de tu hermana, y también lo pudren la gente que no cumple con su deber, con su trabajo, y encima se llena los bolsillos con dinero ajeno. No hay nada que me dé más rabia en este momento que ese animal esté comiendo de nosotros, de un país en el que nunca debió entrar. Y alguien debería hacerse responsable de estos errores administrativos, pero no con una indemnización del Estado, sino con su puesto de trabajo y la indemnización de su propio bolsillo. Pero de qué sirve el dinero cuándo la pérdida ha sido tan grande, ¿quién consuela a unos padres a los que les han robado una hija y un nieto? Dios, sólo de pensarlo se me hiela la sangre...

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  3. Solo queda silencio y desolación
    no hay palbras. Te quiero

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