viernes, 18 de enero de 2013

LÁGRIMAS

Dejé que las lágrimas me abrasaran la piel,
ellas venían a suplir el grito liberador de impotencia y frustración
en ese eterno juego de reglas no escritas
que siempre acechaban y me hacían perder
mi ser o mi  no ser,
en un terreno movedizo donde otras almas egoístas
se aprovechaban de mí, para ganar la partida.
He llorado entre candilejas, al calor de la lumbre,
entre los pucheros, mi propio destino
perdido, a través de los siglos,
para sofocar el anhelo, el instinto,
que me obligaba a ignorar los valiosos dones que, como mujer, tenía.
Y hubo en mí, lágrimas eternas, 
rozando blasfemas las plegarias, los rezos,
que otros disfrazaron de simple cobardía.
Y las lágrimas acudieron a mis ojos, brillando en la emoción,
espontáneas, puras, ajenas al pudor 
y a la estupidez de algunas convenciones.
Saltaban al mundo confundiendo humillación y orgullo
cuando lo que de verdad querían decir
es que existen muchas otras clases de heridas.
Ellas hablaron por mí, de mi rabia y mi ira, 
de esa violencia sin fin que se había pegado a mi cuerpo
hasta convertirse en voraz rutina
y me hablaron de sueños perdidos en un mundo gris
en el que cada esfuerzo por sobrevivir, apenas de nada valía.
Y las dejé correr porque ellas, alocadas o sensatas, forman parte de mí 
y así las quiero, mías.
Lágrimas amigas, lágrimas aliadas, lágrimas valientes,
lágrimas de privación, 
lágrimas de alegría por conseguir las esforzadas cumbres,
o lágrimas para expresar con su aterrador silencio, 
la desolación de mi derrumbe.



1 comentario:

  1. Te mereces difusión. Que tu esfuerzo y tu trabajo llegue lejos, a donde jamás imaginaste. Sin agobios, sin escondites, de manera natural, gradual y MERECIDA.

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