Foto de H. Armstrong Roberts/Retrofile/Getty Images |
Ya no me salen versos que digan que no soy nada sin ti,
o que me falta el aliento si tú no estás.
Hoy por hoy, prefiero enredarme en los pronombres.
Convertir el yo en tú y hacer que el nosotros se divierta.
O hacer de un tú y un yo alguna canción
que se abra a la sonrisa,
así como de complicidad secreta y nuestra,
que no sienta ningún pudor para mostrarse como es
pura, limpia y plenamente abierta.
¿Y si ese tú y yo se disfrazara y pareciera que son ellos?
¿O que vosotros nos miréis y no se sepa quién es quien
en este llamativo juego?
Juguemos sí, a montar y desmontar cada palabra.
Que nadie mira los silencios y si me guiñas o te guiño,
ella no sabe nada
y él interpreta que mi mar
permanece largo rato en calma.
Juguemos sí.
Porque sin juego,
entristecen más rápidamente los cuerpos
y rebosan las miserias en las almas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario