Cuánta fragilidad se esconde en un pequeño acto de valentía.
porque no sabes cuánto me ensombreció esa ausencia
en la que me llevabas con desdén hacia tu olvido,
mientras todo en mi mundo
se salpicaba con tu nombre
demasiado desgastado ya
y en los reproches, malherido.
Que me escuche el dolor, si tiene agallas.
Que me escuche el aire, si respira.
Que me olvide tu amor, si es que me amas.
Naufragar en las propias lágrimas resulta insano.
La primavera se viste de colores y el invierno se desnuda. Todo es intemperie.
Qué
oscuro estaba todo, sin luz y sin formas,
la
guitarra sin cuerdas, los labios sin besos,
la voz
sin respuesta.
Qué
fiebre imposible buscar sin saber
la clara belleza.
Aunque el dolor sea grande, somos tan pequeños...
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