Mía, mía,
quisiera hacerte mía
como el alma hace suya la belleza;
como la mañana hace suya la luz;
como las olas hacen suyas las
espumas.
Mía, mía.
Como cuando la estela del amor
nos fluye gota a gota por la sangre
y se hace música de flauta en
nuestros labios.
Así, mía,
como una humilde transparencia,
o como la soberbia cresta de la
aurora;
dulce y sutil como los pétalos más
tiernos
o tortuosa como un laberinto de
tinieblas.
Mía,
haciéndome de escarcha o de jirones
pero desnuda para siempre en mi
memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario