o quien quedaba
éramos los dos el aroma de una
ausencia vieja,
y éramos exiliados del amor y sus
penumbras.
Y ya no importa quién o cuándo,
si el desdén acuchilló nuestras
miradas;
si los dos, olvidamos de repente el
sabor
de aquel abrazo, -siempre el mismo-,
que nos hacía sentir con plenitud
la sonrisa de las almas.
Y ahora que no estás, te pienso
más,
te respiro más y más
hasta que llegas a hacerte parte de
mi canto.
Si soy más de ti,
si tu eres todo lo que arrastran
mis recuerdos,
puede que sea verdad,
puede que ya no importe demasiado,
quién de los dos nos arrancó de
cuajo.
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