domingo, 4 de noviembre de 2012

PENUMBRA

En este pequeño rincón del planeta marcado por la reciente tragedia del Madrid Arena, se presenta la mañana triste y gris. Llueve. Es como si todo quisiera envolverse de luto y pena. Ayer murió la cuarta niña.



Yo pude escuchar una voz profunda
que llegaba desde el mismo centro de la tierra;
yo pude sentir ese latido
que se esconde en la raíz del tiempo;
y pude ver, alguna que otra vez,
el rostro de un poema.
Y deslumbrada por aquella perfecta sencillez
fuí de armonía.
Poco después, mi corazón se quedó
en la más completa de las penumbras,
cuando quise escuchar las voces de los hombres;
cuando sentí los latidos
por los que se mueven y caminan;
cuando vi en sus rostros
el inmenso charco de la envidia,
cuando vi en sus manos
el puñal de la ambición segando vidas.


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