lunes, 12 de noviembre de 2012

MALTRATADA

Reflexión. Como en días anteriores, sigo reivindicativa. Eso es todo.


Un chasquido largo y el humo grita mi nombre
mientras sacude sus espesos brazos
en estos jirones que a la fuerza alguien le ha zurcido al cielo.
Me cuesta respirar, en un infinito que se hace más delgado
y más incomprensible que la niebla.
Soy la mujer maltratada, la que yace muerta a tus pies,
la mujer solapada que olvidó su ser
tras un calendario opaco y gris como la noche.
Yo le tuve miedo al llanto como le tuve miedo a ese aire
que siendo de los otros, se hacía mío.
Y el miedo aún me sale a borbotones por el cuerpo amortajado.
¿Era el miedo quién cortó mi lengua?
Grité con rabia y con dolor.
Todo era quietud. Todo era silencio.
Un silencio roto por el grito aquel
Y el mismo silencio que cerró mis ojos, que paralizó mis manos,
se fue derramando turbio y frío por mi espalda.
No lo quieres ver, yo sé que no lo quieres ver,
pero, aún después de muerta, late por mi piel una pesadilla.
Me cuesta tanto, tanto, respirar
y yo sé que todavía eres incapaz de comprender dónde habita mi inocencia.

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