martes, 4 de septiembre de 2012

AHORA

Yo que pude ver en aquellas líneas nítidas tu alma
como quien mirara al borde de un abismo
la mar en calma
y pude ver que era entonces tu alma como un horizonte
que se acunara triste y sola en la nostalgia,
pero también pude ver esa sombría mirada
esa del azote de otra noche sin fe,
de la profunda soledad de las almas muertas
Y ahora se me rompe cada ola entre las sienes
como se rompen los cuervos en las fauces del otoño
y me quiebro en la agonía de esta luz
que me despoja de tu imagen entre la rabia y el rencor.
Y el recuerdo de tu mentira me va calando como un sueño absurdo y loco  
y su desfile va dejando un rastro profundo, un pozo de migrañas.
Siniestras estrellas, las estrellas mudas
que arrancan de cuajo y sin piedad lo que aún quedaba de nosotros.

Olga Becerra



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