Este poema también fue publicado hace algún tiempo. Pertenece a Dioses de Barro cuyo contenido era y es primordialmente sensual y amoroso. Aunque normalmente, cuando alguien comenta mi obra, también ve una gran carga de misticismo. Quede al juicio de quien lo lea porque al fin y al cabo, lo hace un poco suyo en el mismo acto de lectura.
De todas formas creo que en mi caso particular estoy escribiendo siempre distintos pasajes de un mismo libro, aunque lo intentaré salpimentar con algunos poemas de corte tradicional. Seguiré buscando entre los archivos del ordenador viejo. Puede que nos llevemos alguna sorpresa...
La ilustración es de Maoua Orma que ha prometido desvelar su verdadera identidad a nuestros seguidores. Os aseguro que es encantadora.
como trazan
los paisajes la luz o la penumbra,
como si
fuera la orilla de un mar
disperso y
desconocido.
Nada añaden
mis dedos
a la belleza
de tu calendario inaccesible,
casi etéreo
y contemplo
los matices de este instante
como quien
pudiera contemplar
el
trascurrir de los siglos
a través de
una brumosa nostalgia.
En el amor,
este silencio
es un salto
insensato hacia tu brisa,
el chapoteo
feliz de un día de piscina.
Y mis dedos
siguen jugando
con la arena
ligera de tu cuerpo
y tu cuerpo
salado y mudo, tiembla,
como tiembla
la serenidad en cada aurora,
como
tiemblan los reflejos en la espuma
o en los
brotes tiernos de los árboles.
Tu cuerpo,
ingenuo y cristalino,
se abre a mi
pincel
y despierta
a la armonía de este vuelo
en el que
mis dedos van trazando los contornos
hasta
hacerlos desaparecer entre sus yemas.
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