domingo, 26 de agosto de 2012

MIRARTE EN SILENCIO



















Mirarte en silencio es lo más parecido a rezarle a tu imagen
porque Dios se me escapa y se me hace pequeño.
Me he vuelto atrás para escribirlo con mayúsculas,
pero mi mundo y mi gente sabemos 
que se me hizo pequeño, muy pequeño,
y que lo convertí en algo impreciso y distante
cuando sucedió lo que ya no tiene remedio.
Se ve que tocaba jugar aquella terrible baza
y yo sé bien quién perdió 
(y quien quedó prisionero en las tablas).
Por eso me vuelvo hacia ti
porque no tengo que hablarte de usted,
ni escribirte con mayúsculas
y además tienes piel,
una piel en la que caben cada uno de mis besos.
Y me he vuelto a ti para mirarte lentamente 
por si me fuera otorgado el olvido
por si pudiera quedarme en ti para encenderte 
desde mis palabras,
para mecerte entre mis versos
y pensar que así me escapo 
del crujido de esta herida
que me vive a carne abierta
y es tan grande y tan callada 
como la luz del sol sobre la playa.


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