lunes, 20 de agosto de 2012

YO TE LLAMO SOLEDAD




Yo te llamo Soledad por darte un nombre
y, por darte una ilusión, te envuelvo en mis poemas;
pero dudo ya si existes o si eres un papel que me oculta bajo el verso
para no mirar de frente.
Y te llamo Soledad con pena y miedo.
Tú, te acercas hasta mí con la espalda curvada,
con la voz chiquita de tu sueño amargo
haciéndome creer que me haces libre.
Me cierras los ojos como quien cierra los ojos al difunto
y me escupes luz, camino, huella,
para después llevarme a esta locura de desdén,
a tu mentira de abandonos;
y, aunque yo insista en llamarte Soledad,
no tienen nombre tus caudales,
y tu rostro es una sombra
que me arrastra hacia un delirio de cenizas.
Me llevas al placer de los amantes
y cada beso es dulce ensueño hacia el olvido.
Y te llamo, Soledad,
sin saber que te retengo como un rezo entre los labios.



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